En los últimos años, la venta online se ha presentado como una gran oportunidad para los comerciantes y una vía perfecta para alcanzar de manera distinta el público. Sin embargo, se requiere de una gran planificación de logística y cuenta con el desafío de una gran organización y de reducir costes, en lo que al envío se refiere (estos costes representan un 20% y un 25% del ticket medio por lo general).
Aunque la población realiza compras online de manera habitual, la adquisición de alimentos y productos frescos a través del Ecommerce no se presenta como la alternativa preferida por los clientes. Pero cabe destacar que ha crecido remarcablemente debido a la reducción de la movilidad, obligada por la pandemia de Covid19.
Actualmente, según la agencia Kantar, la cuota nacional de mercado de las ventas online en alimentación supera el 3%, aproximadamente el doble de lo que representaba antes de la pandemia. Si enfocamos la vista en el área metropolitana de grandes ciudades como Madrid y Barcelona, esta cuota se aproxima al 5%, situándose al nivel de otras capitales de Europa.
Pero sin duda, el dato más relevante es el incremento del gasto en productos frescos durante las semanas de más aflujo (140%). Esta era una de las dudas más presentes en el comercio online de alimentos y al mismo tiempo representa uno de los gastos más importantes de la cesta de la compra de los españoles (en torno a la mitad del presupuesto).
Tanto pequeños comerciantes como grandes cadenas de supermercados han iniciado su actividad en el comercio online de forma definitiva. Esto quiere decir que el tejido de ecommerce está creciendo de forma favorable. Sin embargo, no todos los comercios pueden permitirse desarrollarlo de la misma manera.
Por lo general, las grandes cadenas de supermercados amplían sus propias redes de logística y distribuición. Pero al mismo tiempo, venden a través de plataformas de egrocery o marketplace, al igual que los mercados de abastos y pequeños comercio. Algunas de estas plataformas son Lola Market y Deliberry, que disponen de personas que acuden a los establecimientos y realizan la compra. De esta manera permiten a los pequeños comerciantes poder vender en internet sin la necesidad de invertir en logística.
Igualmente, existen las empresas especializadas en envíos rápidos, como Glovo o Deliveroo. Las grandes cadenas de distribuición y otros comercios de proximidad están incrementando los acuerdos con estas empresas, con el fin de realizar envíos en 30 minutos a través de sus aplicaciones para smatphone.
Pero el gran desafío del ecommerce se encuentra en la automatización del proceso, tanto en la mecanización del proceso como en la recogida de datos para una mejor organización y actuación posteriormente, lo que permitiría reducir los costes considerablemente.
Los desafíos y problemas de los comerciantes de alimentos durante los picos más altos de demanda, en las semanas de confinamiento, fueron los mismo en España que en otros países europeos: conciliar el alto tráfico de sus tiendas con la preparación de alta demanda de pedidos online.
¿Cuál fue la solución de las grandes cadenas de supermercados? Está claro que ante el confinamiento se tuvo que improvisar. Por ello las grandes marcas decidieron cerrar ciertos centros físicos (por ejemplo, DIA cerró 12 tiendas que se destinaron a la preparación de envíos) o la limitación de horarios (como Carrefour o Dinosol). Sin embargo, Mercadona adelantó la apertura de su nuevo centro de logística de centralización y distribución de pedidos en Madrid (abrió en abril, tres meses antes de lo previsto).
Y es que a pesar del ahorro en costes que ocasionaría un sistema automatizado en grandes centros de logística, los expertos apuntan que el futuro del ecommerce está en la diversificación de los pequeños puntos de venta (combinado con lo anterior). Esto reduciría considerablemente el tiempo de envío y se podría compaginar con el servicio de otras empresas como Deliveroo o Glovo o incluso la recogida presencial con puntos “collect” o “drive”.