La gran distribución predomina en mercado italiano donde el pequeño comercio de barrio y los mercados forman parte de la cultura y las costumbres de los consumidores. En el año 2016 los grandes supermercados se hicieron con el 60% de la cuota de mercado, gracias a las corrientes del norte y centro de Italia.
Las estrategias ligadas a la sección de fruta y verdura ha sido determinante en la influencia de la cuota de mercado. Es por ello que las tres cadenas más importantes del país (conad, Esselunga y Coop) cuentan con un departamento de marketing y análisis para investigar sobre las motivaciones del público en cuanto a la presentación hortofrutícola de cada tienda.
Los italianos prefieren consumir producto nacional. Aunque Italia es el principal productor hortofrutícola de la Unión Europea, es el segundo exportador, lejos de las cifras del mercado Español. Igualmente, Italia importa producto español cuando no dispone de género local.
El origen nacional de los productos es lo más valorado por los consumidores de la gran distribución (56%), seguido por el producto de cercanía (35%). Es por ello que grandes cadenas como Conad y Coop realizan acuerdos con productores locales. Además, el consumidor italiano es estético y prefiere los productos con buen aspecto y de marcas conocidas.
Además de las innovaciones por parte de las grandes empresas, una de las principales razones por las que la gran distribución le come terreno al pequeño comercio, es la gestión del tiempo de los consumidores. En un mundo constantemente en cambio, casi la mitad de los consumidores (49%) optan por “ahorrar tiempo” comprando todo en un mismo lugar, según el informe sobre el comercio hortofrutícola de la consultora SGMarketing.
Del mismo modo, un mejor precio sigue siendo uno de los factores importantes en este hecho, valorado por el 41,5% de los consumidores, según el informe citado anteriormente. Por ello las cadenas italianas se las han ingeniado para competir en precio sin desplazar la calidad.
Durante el confinamiento que vio su origen a finales del primer trimestre de 2020 en Europa, la mayoría de empresas y sectores alimentarios continuaron su labor, a pesar de la situación. Aunque en la mayoría de Europa no hubo cambios significativos, a pesar del avituallamiento masivo sin control por parte de los consumidores, las exportaciones italianas sufrieron ciertos vaivenes.
Como Italia constituía el mayor foco de COVID-19 en el viejo continente, Polonia cerró sus fronteras para la fruta y hortalizas de Italia el 13 de marzo, aunque se volvieron a abrir tras demostrar que el virus no se transmite mediante la comida. Por ello, teniendo en cuenta los hábitos anteriormente mencionados del consumidor italiano, dentro de las fronteras se opta principalmente por el producto “origen Italia”, como medida de apoyo a las empresas y agricultores nacionales.